Réquiem
Un día me dijeron tu nombre
y maldita memoria, ahora no lo recuerdo
(las neuronas van fallando)
y nunca supe cómo eras,
quizás por decidía o mala fortuna.
Me hablaron mil veces de ti y me hice a la idea
de la señora que eras, de la suerte que tuviste
al parir a otra señora como tu.
Pero ahora que ausente estas
seguirás desde el más allá protegiendo
con tu velada mirada a aquellos
que un día diste la vida,
a quienes también se esforzaron
por hacerte la existencia más fácil,
aunque a veces, y solo a veces,
pueda parecer que no lo hicieron
como tu hubieras deseado,
pero así es la vida entre padres e hijos.
Nunca podré hacer comparaciones
porque llegue tarde,
pero con solo saber para qué viviste,
me es suficiente y pude ver
y comprender la fuerza
con que impregnaste a quienes te rodearon.
Para ellos también estas letras,
para que sepan convivir con tu imagen
y puedas perdurar en su memoria
el tiempo suficiente
hasta que arraigue en ellos
los mismos dones que tu llevaste
por la vida como baluarte.
Dedicada a ELLA
Jose Garcia Espejo